lunes, 3 de diciembre de 2007

CRÓNICA DE UN ABSURDO FAMILIAR (minificción)

Cuando el señor L y la señora de L no se conocían, la señora de L no era la señora de L. Se casaron después de algunos años de noviazgo, y lo que más querían en ese momento era tener varios hijos, tener una casa con jardín, tener perro, tener, en definitiva, lo que fuera pero tenerlo, poder decir de ello suyo y, en lo posible, fotografiarlo.
Al cabo de unos años tuvieron casa con jardín, perro, auto; hijos, solamente uno, con lo cual su deseo de tener un hijo abogado y otro médico se vio obligado a reducirse en favor de su deseo de no tener un hijo esquizofrénico.
Pasó más tiempo y siguieron teniendo: casa de veraneo, nuera, otro auto, nietos.
Fueron notando su envejecimiento a partir de que fueron queriendo cada vez menos cosas.
Cuando el señor L murió, la señora de L pasó a ser la viuda de L y el señor L pasó al olvido.

CONTADORES (minificción)

Cierta vez, en cierto pueblo, hace muchísimos años, ocurría lo siguiente: un hombre se sentaba frente a un papel en blanco, tomaba una pluma, la mojaba en tinta, y escribía que cierta otra vez, en cierto otro pueblo, hacía muchísimos otros años, había ocurrido lo mismo.